manifiesto

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"Los putones con ética son honestos, consigo mismos y con los demás. Nos reservamos un tiempo para entender nuestras propias emociones ...

miércoles, 14 de julio de 2021

Eróticas desde los márgenes

Estando una vez enredadas, en una de esas conversaciones de mujeres en las que se habla sobre sexo y se dispara a bocajarro, una hermana de luchas me preguntó, qué era lo que yo echaba de menos de mi última relación. Violencia, -contesté- la violencia.

Mi última relación pfffff. Esa persona cuya inicial pudiera ser X y también J, según de dónde lo conocieras, me contó hace ya bastante tiempo la historia de cómo allá por finales de los años 80, en una de sus incursiones por los submundos de la metrópolis barcelonesa, había presenciado una violación grupal en un contexto donde también hubo mucha sangre.

La misma historia, me había sido contada por una tercera persona, en la versión de J en la que él mismo se colocaba no como voyeur, sino como perpetrador. Una de las dos versiones estoy segura es verídica.

A J le gustaba jugar a que Eso no iba con él, -el BDSM- para así poder llevar a cabo actos que podría describirlos de terror psicológico. Un día cualquiera, me dijo: ven, y follamos. No, respondí. En otra ocasión bastante anterior en el tiempo, me preguntó si tenía miedo a perderle, y la respuesta fue igual de contundente. No.

Siempre supe, que a J le gustan los juegos sádicos en los que la falta de consenso los hacía más singulares, por decirlo de alguna manera.(Fotografía de Francesca Woodman.)